Praga recuerda al “Schindler británico” que salvó a 669 niños de los nazis

La muestra Una exposición callejera en Praga sobre el británico Sir Nicholas Winton rescata aspectos menos conocidos de una persona que salvó a casi 700 niños checoslovacos, en su mayoría judíos, de los campos de exterminio nazis al inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Bajo el título “El arca de Noé”, la muestra acerca el simbolismo del patriarca neotestamentario, que consiguió salvar a los seres humanos del diluvio universal.

En el caso de Winton fue la marea de odio racial y religioso que inundó Europa con la irrupción del nacionalsocialismo de Adolfo Hitler.

La exposición ha sido inaugurada el 19 de mayo con ocasión del 105. natalicio de Winton, y tiene lugar al aire libre en la Isla de Kampa hasta el próximo 19 de junio.

Winton, entonces un flamante financiero de 29 años en la nómina de un banco anglo-checo, se convirtió en el verano de 1939 en cerebro de una complicada operación administrativa y logística, desde su domicilio londinense en Hamstead , y desde el Grand Hotel Sroubek de Praga.

Aficionado a la esgrima y al pilotaje de aviones, instalado en una buena posición, no se dejó cautivar por el glamour de una vida muelle, de cóctel en cóctel, y decidió complicársela él solo.

En 1939 Winton escribía a un amigo suyo, según recuerda uno de los paneles, que “hay una diferencia entre el bien activo y pasivo”, y estriba en que “el bien activo significa dedicar tiempo y energía para mitigar el dolor y sufrimiento”.

“Requiere que uno busque activamente a esos que sufren y están en peligro, y no sólo vivir una ejemplar vida pasiva sin hacer el mal”, añadió en la carta.

Con este ideario, Winton lideró uno de los episodios humanitarios más conmovedores de la época, una historia que permaneció en la penumbra y sin publicidad alguna hasta que la mujer del protagonista, haciendo orden en un desván de casa, se encontró con las pruebas documentales de una operación nada común.

Y, poco a poco, se pudo ir reconstruyendo un relato que estuvo minado de obstáculos y sinsabores.

Entre ellos el rechazo del servicio diplomático estadounidense, que el 7 de junio de 1939 contestó a una petición realizada por Winton al presidente de EEUU, y donde se le comunica que “el Gobierno norteamericano es incapaz, en la ausencia de legislación específica, de permitir inmigraciones que excedan de las previstas por las leyes actuales”.

Aún así, Washington adjuntó el contacto a organizaciones privadas, por si podían ayudar.

Winton, que involucró a su madre, Bárbara, en el Comité Británico de Refugiados de Checoslovaquia por él fundado, también se queja de la mala situación en la capital antes de estallar la guerra.

Carta de Martha Frank a Bárbara Winton“Es posible avanzar por el terrible estado de cosas en Londres”, y encarga a Bárbara gestiones concretas ante el Home Office (Ministerio del Interior) y que averigüe, por ejemplo, “¿qué garantías (financieras) son necesarias al traer un niño al país?”.

También pide a su madre, en vista de que “es imposible aclararse con las informaciones de nuestra gente de Londres” (en referencia a los colegas de trabajo), que haga pesquisas sobre “si hacen falta unas solicitudes, y en ese caso, ¿puedes enviar unas cuantas?”, o si “¿es más fácil traer a niños en grupo?”.

Era un campo sin trillar e hizo necesario que el Comité se dirigiera a muchísimas instituciones religiosas y humanitarias en busca de ayuda, como muestra otro de los paneles.

Winton consiguió fletar ocho trenes desde Praga entre el 14 de marzo y el 2 de agosto de 1939.

Es conmovedor leer las cartas de agradecimiento a los Winton de los beneficiados, como Martha Frank, que el 15 de agosto de 1939 escribió: “Supe que fue especialmente usted quien ayudó a encontrar un nuevo hogar para nuestro hijo Tomy Frank”.

Y continúa: “Miles de padres en nuestro país se lo agradecen de todo corazón, como nosotros, y esperan sus noticias, como nosotros”.

Frank acaba su misiva con un “Nunca olvidaremos lo que ha hecho por nosotros y lo que hará por otros niños”.

El último tren, previsto para abandonar la Estación Central de Praga el 3 de septiembre, poco después de la carta de Frank, no puedo iniciar su recorrido por estallar la contienda europea, pero consiguieron salvarse 669 jóvenes.

Con el paso de los años, se ha logrado reunir en torno a Winton a una gran familia que ha pasado a llamarse “la familia de Nicky”.

La exposición reúne 19 testimonios de esos “hijos de Winton”, con documentos fotográficos que recorren sus vidas, además de una explicación sobre la situación de Checoslovaquia entonces.

Winton está aquejado de una enfermedad que le impide acudir a Praga en octubre para recibir la máxima condecoración del Estado checo, la orden del León Blanco.

Estuvo en Praga en enero del 2011, con 102 años, para asistir al estreno del documental dramatizado “La familia de Nicky”, del realizador eslovaco Matej Minac.

El relato de Zuzana Marešová, una de las personas que salvó Winton

23. 05. 2014

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