Karlovy Vary, la ciudad de ensueño en la que dieron calabazas a Goethe

Vista del balneario desde Jelení skok (El salto del ciervo)Karlovy Vary es una ciudad de ensueño situada en Bohemia occidental, y que debe su nombre y prosperidad a los efectos benéficos de las aguas termales, aptas para las artritis y problemas en las articulaciones. Es además sede del festival de cine más importante de Europa del Este.

De las casas particulares, que antaño ofrecían alojamiento al visitante aquejado de gota, artrosis o infecciones en los tendones, se ha pasado a una extensa oferta de hoteles, algunos de mucha solera, que albergan sanatorios con sofisticados tratamientos de hidromasaje.

En 2013 se alojaron en el balneario cerca de 250.000 personas, con una estancia media de una semana para recibir caros tratamientos.

Luego hay que añadir los turistas de día, que se cuentan por cientos de miles, y convierten a Karlovy Vary en la segunda ciudad checa más visitada después de la capital, Praga.

En un entorno relajante, los pacientes suelen recorrer el céntrico paseo de la Colonada, junto al río Tepla, desde primeras horas del día.

Lo hacen con sus vasijas de cerámica, para recoger el agua de las fuentes termales, ricas en hierro aunque cuesta acostumbrarse al sabor.

Otro recorrido interesante es “El Camino de Goethe”, que va desde el Grandhotel Pupp hasta el Hotel Richmond, levantado en los jardines ingleses de la zona norte del balneario.

Junto al agua, es tradicional aquí degustar las obleas, unos dulces rellenos de cualquier tipo de crema, y que ligeramente calentadas resultan muy apetitosas.

El Mercado con la torre medievalDecía el escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe que sus ciudades favoritas eran Roma, Weimar y este balneario checo, más conocido como Carlsbad, a donde llegó trece veces para tomar las aguas, y de donde se marchó enfermo del mal de amores.

Le robó el corazón la joven Ulrica von Levetzow, de 17 años, a quien había conocido poco antes en otro balneario de los alrededores, Marianske Lazne (Marienbad), pero fue en Karlovy Vary donde quedó sellado el destino de un amor imposible.

Se dice que el literato celebraba sus 72 años en la terraza “La floresta dorada”, en compañía de la madre de la chica y sus tres hijas, y fue ahí donde recibió la negativa de Amalia von Levetzow.

Le explicó que el enlace no era posible por la gran diferencia de edad y Goethe, que no se avino a razones, quedó tan desconsolado que abandonó el lugar rumbo a su casa en Weimar, y escribió después la célebre “Elegía de Marienbad”, en recuerdo de Ulrica.

La ciudad está encajonada en un valle por donde discurre el inocente río Tepla, aunque en época de crecidas, como en 1890, puede dar serios disgustos a sus habitantes.

Éstos también ha sido víctima de los incendios. Cuenta el historiador Stanislav Bucharovic que en 1604 unas chicas, hijas de Apollonia Rubendunst, encendieron la lumbre del hogar y se fueron a ver a los galanes que participaban en el desfile de la compañía de tiro.

Por la inadvertencia, aquello derivó en un catástrofe en toda regla que acabó con 99 de las 102 casas de la localidad.
Desaparecieron todas las huellas gótico renacentistas de la entonces ciudad real de Karlovy Vary, que era un jalón de la importante ruta comercial que atravesaba Nuremberg, Eger, Žatec y Praga.

Tras el incendio, la ciudad fue reconstruida según los cánones del barroco, entonces en boga, gracias también a la generosidad del emperador Carlos VI de Habsburgo.

Busto del zar Pedro I el Grande en Jelení skokEn 1759 otro descuido, esta vez del artesano hojalatero en la casa “De los tres moros”, desató un nuevo incendio que acabó con 240 casas, lo que equivalía a dos tercios del parqué urbanístico, y borró la arquitectura pomposa y recargada típica del siglo XVII.

El lugar donde se desató aquel siniestro es hoy un aparthotel que lleva, una vez más, el nombre de Goethe, y se encuentra a pocos metros del antiguo mercado, con sus filigranas en madera y dominado por una torre que sí conserva su antigüedad medieval.

A partir del segundo incendio, la ciudad se vistió con las galas del neogótico, neoclásicismo, neobarroco, modernismo y toda una gama de diseños eclécticos, que le dan empaque.

El Granhotel Pupp, de estilo secesión, fue remodelado a finales del siglo XIX, y se convirtió en centro de actividades aristocráticas, manteniendo hasta hoy el sabor y ambiente de la monarquía Austro húngara en sus salas de espejos, lujosos recibidores y fastuosos restaurantes.

El Pupp desafía la historia, como si no hubieran pasado cien años desde entonces, y se hayan turnado ocho regímenes políticos diferentes, hasta la actual república parlamentaria.

Y sigue siendo un imán para las estrellas que llegan cada año al festival de cine, un certamen cinematográfico de categoría A que ahora cumplió el 49. aniversario y que se codea con las grandes citas de este género.

Mel Gibson, Oliver Stone, Jude Law, John Travolta, Hellen Mirren, Antonio Banderas, Sharon Stone o John Malkovich, han sido algunos de los huéspedes del Pupp en estos últimos años.

Para los amantes de la geología, Karlovy Vary ofrece una atracción adicional, en la forma de un géiser que libera gran cantidad de CO2, producto de la actividad magmática en las profundidades del planeta.

Es el único géiser en tierra firme europea que bombea agua termal a 73 grados de temperatura y habla de una actividad volcánica que se remonta a 300.000 años atrás.

Los locales sienten orgullo por esta atracción natural, tanto que forma parte del escudo de la ciudad, representado por un león coronado -sello de la realeza de antaño- que anda sobre tres olas.

Una ola representa el géiser, otra el arroyo Tepla con su fondo delatando la herrumbre de sus aguas, y la tercera el río Eger, a donde vierte sus aguas el arroyo.

El Grandhotel Pupp

Entrada al Parkhotel RichmondOtra vista del Grandhotel Pupp

El hotel Thermal, centro neurálgico del festival de cine

Un momento de descanso durante el festival de cine

El hotel Thermal, sede del festival de cine, desde el Jardín de Dvořák

Karlovy Vary es lugar de encuentro de famosos durante el festival de cine

La iglesia de María Magdalena, enfrente del géizer

La Colonada

La Casa de Curas

La exuberancia de plantas en el Parque Dvořák

Panorámica del balneario con el Hotel Imperial al fondo

15. 07. 2014

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